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Soneto 24

Mi vista, como pintora, ha gravado
tu forma y belleza en mi corazón.
Y de mi cuerpo te tiene colgado.
Perspectiva que con su arte le dio.
A través del artista ves destrezas
que revelan tu verdadera imagen.
En el salón de mi pecho te encierra
con ventanas de tus ojos brillantes.
¿Ves, de los ojos, la combinación?
Mis ojos te dan la forma. Y los tuyos
son ventanas del pecho donde el sol
te contempla y se deleita a lo sumo.
Mas, de ojos astutos, turbia intención,
pues pintan lo que ven, no el corazón.
inglés

El autor hace una metáfora de su cuerpo como un escenario. Los ojos, protagonistas, pintan y acomodan la imagen del joven en el escenario: su cuello y su pecho. Una vez montada la imagen, los ojos del muchacho se convierten en ventanas del pecho por donde el sol entra a contemplar la imagen.

En este soneto tenemos la primera indicación de que el jardín idílico de rosas del autor también contiene espinas. Cuando dice que los ojos pintan lo bello del exterior, pero no pueden pintar lo que la mente piensa y el corazón siente, está dando indicios de sus dudas con relación a la fidelidad muchacho.

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