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Soneto 137

¿Qué le haces a mis ojos, ciego amor,
que admiran lo que no es bello y engaña?
Sabiendo de la belleza el valor
toman lo horrendo y, de hermosura, bañan.
Mis ojos corruptos por el engaño
se anclan en un promiscuo embarcadero
donde falsedades les hacen daño,
y a su juicio mantienen prisionero.
¿Por qué pensar que eres de mí exclusiva,
cuando mi corazón la verdad niega,
robándole a los ojos perspectiva
de esa fealdad que a los mismos ciega?
Ojos, corazón, la verdad no quieren,
y a esta falsa plaga ahora se adhieren.
inglés

Del soneto anterior a este, pasamos de la pasión por el joven a la pasión por la mujer. Shakespeare resiente que la relación con la mujer no es exclusiva. La lógica del corazón no hace sentido. ¿Cómo pretende que la mujer le sea fiel, cuando él no le puede ser fiel a nadie?

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