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Soneto 132

Tus ojos adoro. Me dan consuelo
de tu corazón que me da tormentos.
Se visten de negro en señal de duelo.
Miran y escuchan mis tristes lamentos.
No son realmente el sol mañanero.
Más bien son como el gris facial del este.
Ni de la noche el brillante lucero.
Luz que a medias ilumina el sobrio oeste.
Si dos ojos de luto hay en tu cara,
deja que el corazón también se apiade.
Que sufra lo que mi suerte depara,
y que a ti toda mi dolor enfade.
Y diré así que la belleza es negra
como el negro que tu semblante vela.
inglés

Este soneto es una sátira de la mujer. Contrario al muchacho, la mujer posiblemente nunca leyó los sonetos. Con toda probabilidad no sabía leer, lo cual era común entre las mujeres de entonces. Pero la razón más convincente es que si Shakespeare esperaba ganar favores sexuales de ella, como esperaba ganar del joven, darle a leer estos sonetos, no le hubiera ganado muchos.

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