Soneto 126
O, niño amado que en tu poder tienes
el voluble espejo del tiempo y su hoz.
Y contrastas, cuando menguando creces,
mi flor marchita y tu radiante flor.
Si Natura con su poder detiene
tu avance en el tiempo y te hecha hacia atrás,
te hace cómplice en su plan, pues pretende
ruines minutos del tiempo frenar.
¡Témela! O, juguete de su placer,
pues por su factura has de responder.
Ella pospone, no puede parar,
y su cuenta pagarás al final.
inglés
Hace una alegoría del joven y Cupido, el dios niño del amor. Le advierte al muchacho que la juventud no dura para siempre, no importa cuán lenta se vea pasar.
En este soneto, como en el 99, Shakespeare no se adhiere a la estructura del soneto. El poema tiene doce versos en vez de catorce. Es el último soneto del grupo escrito para el muchacho.
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