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Soneto 104

Para mí, amigo, tú nunca eres viejo.
Pues igual que cuando la vi primero
tu gracia sigue siendo. Tres inviernos
humillan tres veranos altaneros.
Tres primaveras al otoño vuelven.
He visto con el paso de estaciones
que olor de tres abriles, junio, queme.
Pero en ti no han cambiado las facciones.
Lo bello como aguja de un reloj
transita por tu cuerpo, imperceptible.
Belleza que al parecer no cambió
tiene movimiento, aunque el ojo finge.
Temiendo esto, escucha futuro tiempo:
Antes de ti, lo bello había muerto.
inglés

El muchacho se siente viejo. ¿Quién no ha conocido alguna vez un joven que a los veinticinco años se sienta viejo? Los sonetos 60 y 100 ya habían dado indicios de los cambios en el muchacho. Shakespeare lo consuela. Pero no puede evitar ser sarcástico. Por un lado le asegura que no ha cambiado, pero otro le dice que el ojo finge.

La referencia a tres estaciones pareciera indicar que la relación duró tres años. Pero Shakespeare puede estar usando el número tres de otra manera. Hace referencia a tres estaciones cuatro veces, lo cual suman doce años. Esto es más probable lo que duró la relación.

Continua distanciándose del muchacho. Lo llama amigo, no amado.

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