Comparte este soneto

Soneto 94

Hay quienes pueden herir, mas no lo hacen.
Y no hacen lo que más obvio sería.
Moviendo a los otros, cual piedras yacen,
y las tentaciones no les dan guía.
Con todo derecho heredan el cielo,
pues cuidan y mejoran el ambiente.
De sus caras son señores y dueños,
y otros, de su excelencia, son sirvientes.
Una flor de verano es gran dulzura,
aunque en sí misma sólo vive y muere.
Mas si la flor con infección supura,
yerbajos a su alrededor la exceden.
Lo dulce se vuelve agrio con los hechos.
Los lirios podridos huelen desechos.
inglés

Hay una mezcla de emociones e imágenes en este poema que reflejan el estado de turbulencia en el corazón del poeta. Lo excusa y lo ataca a la misma vez. Escuche otra versión de este soneto: “YouTube” (6:52)

©Derechos Reservados 2016   Sitio Web Seguro