Comparte este soneto

Soneto 93

Así viviré, cual si fueras fiel,
como un esposo engañado. Con faz
amorosa para mí, pero infiel.
Tú aquí, y el corazón en otro lugar.
Ya que no existe el rencor en tus ojos,
no se percibe en ellos ningún cambio.
Muchos con la mirada son notorios
revelando sus ánimos extraños.
Pero al nacer se decretó en el cielo
que tu rostro fuera del amor templo,
que no revelara otro sentimiento
que no fuera dulce amor, aunque incierto.
¡Cómo pareces la manzana de Eva!
Tu dulzura engaña de esa manera.
inglés

Las infidelidades, de parte de ambos, son la causa principal del rompimiento.

Una de las cualidades más sorprendentes de Shakespeare es la profundidad psicológica que logra en los personajes de sus obras. Sus obras teatrales parecen abarcar el panorama completo de la psiquis humana. ¿De dónde adquiere Shakespeare ese conocimiento? No de libros y lecturas. Freud y Jung no habían escrito todavía. Sin lugar a duda, se debió a su sensibilidad, genio artístico y, sobre todo, sus experiencias de vida. Shakespeare sintió las emociones y vivió las experiencias, de una forma u otra, de sus personajes. En estos sonetos no son los personajes los que viven las experiencias, sino el autor mismo.

©Derechos Reservados 2016   Sitio Web Seguro