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Soneto 45

Los otros dos, ardiente fuego y viento,
están contigo en donde quiera que estoy.
Uno, pasión; el otro, pensamiento
se desprenden en vaivén de lo que soy.
Cuando los dos de mi lado se han ido
como emisarios de mi amor por ti,
mi vida, hecha de cuatro, sin sentido
baja a un abismo cual nunca sentí.
Hasta que un nuevo balance retorna
con los emisarios que tú me mandas,
y que en sus gratas noticias me informan
de tu buen estado y que en salud andas.
Las nuevas me alegran; luego, tristeza.
Pues, al enviarlos, mi dolor regresa.
inglés

En la antigüedad, existía la creencia de que la materia estaba compuesta de cuatro sustancias básicas: tierra, agua, aire y fuego. Dos eran pesadas y dos livianas. En el soneto anterior, Shakespeare contrasta el cuerpo con el pensamiento: elemento pesado con elemento liviano. En este, introduce otros elementos y sigue elaborando la metáfora.

Aunque no es posible precisar eventos históricos en los sonetos, resulta interesante hacer conjeturas. Hubo un brote menor de la plaga en Londres en el 1603. Las personas que podían, especialmente los nobles, salían de la ciudad para protegerse del peligro. El teatro en la ciudad fue cerrado por un tiempo. La referencia a la buena salud del muchacho podría estar relacionada a ese evento y explicaría por qué se encontraban separados.

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