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Soneto 146

Pobre alma, de la aviesa tierra centro,
cubierta de placeres enemigos.
¿Por qué sufres y te mueres adentro,
y pintas tu exterior tan colorido?
Grande el costo, por tan corta estadía,
el que tiene tu mansión temporera.
Se la comerán gusanos un día,
en tu carne, cuando tu cuerpo muera.
Vive, alma, de las pérdidas del cuerpo.
Deja que el sufrimiento la enriquezca.
Vende de la carne despojos muertos.
Sé rica adentro, y que el cuerpo carezca.
Mata la muerte, que se come al hombre,
y muerta la muerte, ya no se nombre.
inglés

Este poema es una hermosa elegía de profundidad filosófica que nos revela algo del alma del poeta.

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