Soneto 83
Pensé que color no necesitabas.
A tu belleza color no le di.
Pues siempre pensé que sobrepasabas
los méritos de un bardo baladí.
Yo en mis descripciones me descuidé.
Tu bella presencia así lo demuestra.
Cuán corta se queda la pluma, ves.
Pues de tus virtudes, ¿cuáles aumenta?
Por esa, mi falta, me has imputado,
que para mi fortuna es no haber dicho.
No hago daño al permanecer cayado,
si otros por darte vida te dan nichos.
Tienes más vida en uno de tus ojos
que tus dos bardos te dan con elogios.
inglés
El poeta rival le escribe al muchacho poemas floridos. El muchacho los compara con los del autor y le gustan. Shakespeare se pone a la defensiva. Lo escuchamos justificar los suyos y denigrar a los del otro. Como de costumbre, el autor no culpa al muchacho.
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