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Soneto 78

A menudo te he invocado, mi musa,
y tu belleza ha adornado mis versos.
Ahora extraños, de inspiración, te usan
y riegan a tus pies poemas diestros.
Tus ojos inspiran cantos celestes.
Tú, a la torpeza, logras elevar.
A los educados, doblas la suerte,
le añades a la gracia majestad.
Pero de mis versos ten más orgullo,
puesto que eres de ellos la inspiración.
A otro, tú logras mejorarle el gusto
y le añades gracia a su elocución.
Pero tú eres de mí el arte. Y levantas
a un alto grado mi ruda ignorancia.
inglés

En los próximos sonetos escuchamos de un nuevo personaje. Otro poeta le está escribiendo versos al muchacho. ¡Qué contrariedad! Como si las cosas no fuera ya complicadas y la mujer no fuera suficiente competencia. Pobre Shakespeare.

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