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Soneto 48

Mucho cuidado tuve en mi partida
de resguardar todas mis posesiones
para que no las usen. Mantenerlas
fuera del alcance de los ladrones.
Tú no comparas con ninguna de ellas.
Un valor que se convierte en pesar.
De todas, la más preciada y más bella,
dejo a la merced de cualquier rufián,
pues no te tengo encerrado en mi pecho.
Y aun cuando no lo estás, siento que estás
seguro en mi corazón. Gentil lecho
donde, a tu parecer, vienes y vas.
Pero aun de ahí te van a robar, me temo.
Tus encantos en verdad son extremos.
inglés

Otro de sus viajes. La separación física sigue siendo una fuente de ansiedad para el autor. La tendencia del joven a la promiscuidad y la presencia de la mujer son razones para estar preocupado.

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