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Soneto 38

¿Cómo puede mi musa inventarse a alguien
si, vivo tú, te viertes en mis versos?
Tu regia y dulce figura es tan grande
que no la inventan pedestres esfuerzos.
¡O! Eres tú quien todo el mérito tiene
si lo que escribo lees con agrado.
Quien de ti no escribe, no se merece,
de ninguna otra luz, ser inspirado.
Sé tú, pues, la décima musa, e inspira
diez veces más que las antiguas nueve.
Y permite a quien te invoque que escriba
rima eterna que en el tiempo no muere.
Pero si me inspira musa menor,
mía es la culpa, y tuyo es el honor.
inglés

Shakespeare es dado a las hipérboles cuando habla del muchacho. En este soneto considera las antiguas musas novatas al compararlas con la inspiración que evoca el joven.

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