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Soneto 33

He visto muchas mañanas gloriosas;
el sol, dorados montes adornar,
besar con su luz las hierbas verdosas
y a los ríos, con su alquimia, pintar.
Pronto las oscuras nubes se empeñan
en dar marcha por la celeste faz.
Y al mundo triste la mirada niegan
del sol, cuando hacia el oeste se va.
Así también brilló mi sol un día,
en mi cara, con mucha intensidad.
Mas sólo una hora duró esa alegría.
Ahora las nubes sombras me dan.
Mi amor, a él, por eso, no lo desprecia.
El sol del cielo, al de la tierra, afecta.
inglés

Otra versión: “YouTube” (2:02)

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