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Un tema universal

Robert James Waller conducía su camioneta por una carretera rural de los campos del estado de Iowa en EEUU cuando una idea le vino a la mente. Nueve días más tarde, basada en esa inspiración, había escrito una novela que se convirtió, en espacio de tres años, en la novela romántica de mayor venta en la nación, sobrepasando doce millones de copias. La novela se titula: ”Los puentes del condado de Mádison” (“The Bridges of Madison County”).

En una entrevista, años más tarde, el autor relata que gran parte del contenido de la novela le vino en el momento de la inspiración. La trama se desarrolla en el año 1965 en un área rural del estado de Iowa entre un fotógrafo viajero y una mujer casada, ama de casa y con hijos. Una serie de circunstancias hace que los personajes compartan solos durante cuatro días. En ese corto tiempo, se desarrolla entre ellos una intensa relación amorosa, que aunque termina al final de los cuatro días, perdura por el resto de sus vidas. El tema de la novela es el amor prohibido; una versión del tema, pues existen muchas. Esto nos da una clave de su éxito. La novela resonó en la imaginación del público. Curiosamente, fue la acogida del publico, que la compraba para leerla y para regalarla, lo que hizo la novela exitosa, no la casa publicadora y la crítica literaria que, al principio, no la favorecieron.

El amor prohibido es un tema que recurre en la literatura, quizá porque representa un arquetipo de la conducta human. Cuando escuchamos su relato, nos conecta con nuestra propia experiencia o excita en nosotros la imaginación. Encontramos el tema en la literatura de diferentes tiempos y lugares: Paris y Helena, Tristán e Isolda, Lancelot y Guinevere, Abelardo y Eloisa, Majnúm y Layla, Heathcliff y Catherine. El amor prohibido es tumultuoso, contradice las normas de lo aceptable. Es peligroso, arriesgado y, en muchos casos, fatal. Mas sin embargo, se rehúsa a perecer. Quienes han sido incendiados por esa llama, no pueden evitar experimentar el éxtasis y la agonía. Es condena y es fortuna. Es una energía que si se acepta, brinda un don inigualable de vida, y si se rehúsa, se marchita y se pierde para siempre. Hay experiencias que, si no se han tenido, no se pueden entender. Y no se pueden explicar a quienes no las han tenido. Esa es parte de la dificultad que encontramos en estos sonetos. En ellos, Shakespeare habla de algo que es difícil para nosotros entender, si no tenemos una referencia en nuestra propia experiencia. Y él no nos puede hacer entender su experiencia de otra manera.

Podemos añadir a la lista anterior de parejas a Shakespeare y el joven. Pero la lista no es exclusiva de nombres y obras famosas. La lista es interminable, aunque se desconoce. Es una lista de nombres que, por necesidad, existe en secreto. El amor se rehúsa a ser negado. Bien se ha dicho que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Encontramos expresiones de ese amor también en la música popular. La canción: “Sigamos pecando”, del compositor Benito de Jesús (1912 – 2010), sirve de ejemplo:


Olvida aquel instante,
en que con tanto miedo,
te dije temeroso
que había que renunciar.

Nuestro amor es tan grande,
tan grande y tormentoso,
que aunque nos cause llanto,
es este amor prohibido
nuestra felicidad.

Yo seguiré venciendo
el peligro de quererte,
tú seguirás viviendo
la angustia de pecar.

Es mejor que sigamos
hasta la misma muerte,
es mejor que sigamos,
que sigamos pecando,
sin olvidarnos más.

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