Comparte este soneto

Soneto 40

¡Aduéñate de mis amores todos!
¿Qué más te dan que no tenías antes?
No amor, mi amor; serio, de cualquier modo.
Mi amor, tuyo era antes del que robaste.
Pero si por mi amor, amor recibes,
no te culpo. Mi amor estás usando.
Mas culpable eres, si engaños concibes
para rehusar lo que te estoy brindando.
Dulce ladrón, tu robo te perdono,
aunque me robas todo lo que tengo.
El engaño da al amor más encono

que heridas de odio, al cuerpo, dan tormentos.

Son malignos los encantos lascivos.
Hiéreme, pero seamos amigos.
inglés

Sabemos que Shakespeare era casado y tenía hijos. Sabemos de la relación amorosa con el muchacho. Y sabemos lo mucho que trabajaba. Esto sería más que suficiente para mantener a cualquier hombre ocupado. Pero Shakespeare no era como otros hombres. En este soneto y en los dos siguientes, nos enteramos de la mujer y la relación complicada que existía entre ella, el poeta y el muchacho. La trama se hace más interesante.

©Derechos Reservados 2016   Sitio Web Seguro