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La traducción

La perfección en la traducción de la poesía es como el borde del universo, pensamos que existe pero no se puede alcanzar. De estar conscientes de la magnitud de la empresa, no lo intentaríamos. En el universo de la poesía, Shakespeare, habita en el borde. Tan es así que, desde la publicación de sus sonetos, pocos se han aventurado a escribir poesía en inglés usando su estilo. El criterio de perfección y dominio del lenguaje que él estableció es muy alto.

Pretender traducir los sonetos de Shakespeare es algo similar a pretender alcanzar el borde del universo. ¿Qué puede llevar a alguien a intentarlo? En mi experiencia, el encuentro con el hombre y el deseo de compartir esa experiencia.

Estos sonetos se disfrutan en varios niveles. La musicalidad de los versos, con la métrica y la rima, agrada. Las imágenes y los recursos poéticos que encontramos en ellos causan admiración. La intensidad de las emociones humanas al descubierto nos impactan. Y el cuento, la narración, nos cautiva. Estas son las experiencias que se tratan de impartir al lector en esta traducción.

En la traducción de la poesía se logran, en los mejores de los casos, aproximaciones. El traductor entiende que siempre hay un mejor verso para describir el contenido y expresarlo con más belleza. Ese es el ideal, pero como el borde del universo, se persigue siempre a la distancia. Así pues la búsqueda continúa. Sigue la marcha. Verso a verso.

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